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viernes, 16 de diciembre de 2011

LA FÁBULA DEL FUNCIONARIO MALVADO ¡¡




Érase una vez una nación donde todo el mundo era feliz, donde un nene semianalfabeto sin la ESO se ponía a apilar ladrillos y ganaba 4000€ al mes, donde los ministros se entretenían encargando estudios estúpidos sobre la reproducción de la lagartija espongiforme, donde a la oposición le regalaban trajes y los sindicalistas se iban a puticlubs gastos pagados por el ministerio, los políticos del ayuntamiento de turno mangaban a esgalla con las derramas de la obra pública, donde en el Senado se ponían traductores, donde el mago bueno ZP cuidaba de todos, donde todo era feliz y feliza (por aquello de la igualdad).

Pero en este bonito país no todo era perfecto, había un malvado llamado "El funcionario", vago entre los vagos, tomador de cafeses y fumador de cigarros, de trato desagradable, forrado y sinvergüenza, que vivía de lo robado a los honrados banqueros y políticos, a los sufridos y mal considerados sindicalistas, a los honrados curritos que no defraudaban (sólo preguntaban con IVA o sin IVA).

Pues bien, nuestro protagonista el albañil, era un tierno obrero salido de un instituto con 18 años sin aprobar ni el recreo llamado Jonathan, volvió un día del tajo y decidió comprarse un BMW serie 3 con el Pack Sport "M", llantas, Xenón, y le puso fluorescentes y un equipo de música con subwoofer y una casita pareada.

En el banco, el señor director, muy amable le prestó el dinero sin ningún problema, mejorando su petición con más dinero que también le prestó, para que se diera un homenaje en la Rivera Maya, él y su amiguita la choni del barrio.

Pasó el tiempo y un mal día al Jonathan me lo echaron del trabajo, ¿con qué iba a pagarse sus vicios? y sobre todo, ¿su BMW?. Apurado fue a ver al Sr. director del banco, que, muy simpático él, no pudo ayudarle, a pesar de que se desvivía por los necesitados. El Sr. director, compungido, al ver que Jonathan no podía pagar y que él no cobraba, fue a ver al mago bueno, a ZP.

Mientras... el malvado funcionario seguía trabajando en la sombra, envidioso él de nuestro amigo, que no tiene estudios y dilapidaba los euros que ganaba.

Un buen día, a nuestro mago bueno ZP, lo llamó papá Obama y mamá Merkel y le dijeron que esto no podía seguir así.

La solución estaba clara, salvar al Johnny y fastidiar al malvado. Le bajaremos el sueldo al despreciable funcionario y ya está.

Conclusión: Jonathan no paga lo que debe al banco, el banco no cobra, el banco le pide pasta al Gobierno, el Gobierno se la da quitándosela al funcionario; o sea, el BMW y la casita lo paga el funcionario con su 5%. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

5 comentarios:

MariCari dijo...

¡¡Cómo está el cuento!!! jodidillo, je, je... Bss

Eastriver dijo...

plas plas plas

No mereces más que aplausos.

La de niñatos que me han dicho en estos años pasados, si yo no necesito el título de la ESO, que mi padre me coloca, y luego lo veía pasar con su coche armando alboroto y mirándome por encima del hombro, en plan, qué desgraciado eres.

Pues sí, que puto desgraciado soy. Lo tengo claro. Curro sin un mal día de baja para curarme del desaliento, y ya ves, recortes y congelamientos estrictos. Y al niño, convertido ahora en NINI, le van a pagar una beca para que vaya al cole a sacarse la ESO. Y allí lo volveré a tener, aunque no haga más que tocarme los huevos. Desgraciado es poco.

El Drac dijo...

Esta es una realidad que se repite en todos los países con una sola excepción, aquí la única que paga es la gente de a pie.

Emilio Manuel dijo...

Parece que el pobre funcionario, en este país, es la percha de las bufonadas tanto de los políticos para reducirle el salario o para ampliarle el horario así como del público en general para risas y chanzas.
Un saludo

virgi dijo...

Y así vamos.
Lo peor es que según parece, seguiremos. Esperando estoy desde el principio que toquen las rentas altas, las grandes riquezas de este país, la banca...
Gracias, Ysupais, por tus visitas y tus palabras. Un abrazo grande.