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sábado, 20 de agosto de 2011

LOS PECADOS DEL VATICANO. Autor :Juan Arias

( No pongo foto del pápa porque no me gusta lo que dice ni su geta.)


Los pecados del Vaticano



Documento con fecha jueves, 18 de agosto de 2011. Publicado el sábado, 20 de agosto de 2011.


Autor: Juan Arias.Fuente: El País.










Me ha causado un cierto estupor saber que se han colocado cientos de confesionarios en el parque del Retiro de Madrid con motivo de la visita del papa Benedicto XVI.






Es el mismo estupor que me causaban los confesionarios colocados en las fábricas de Polonia por el sindicalista Lech Walesa. Son esos confesionarios los que, con razón, indignan a los indignados, mientras a ellos tratan de impedirles que confiesen su indignación.






El Papa, que tendría que encarnar la figura de Pedro, el pobre pescador de Galilea, como obispo de Roma, debería recordar al viajar a Madrid que el apóstol llegó a Roma perseguido y que fue crucificado como el Maestro. No tuvo honores de jefe de Estado, ni salvas de cañón, ni papamóvil, ni fue escoltado por los guardias romanos; y fue enterrado al morir en un cementerio común. El Vaticano se construyó más tarde, y sobre él pesa un rosario de pecados.






No sé de qué se confesarán los miles de jóvenes que se arrodillarán en los confesionarios improvisados del Retiro, aunque puedo imaginármelo, ya que la Iglesia inyecta en los jóvenes católicos la obsesión por el sexo más que por la justicia o por la libertad. Pero sí sé, por haberlo vivido de cerca, los pecados de los que el Papa y sus seguidores vaticanos, recibidos con honores de reyes con un presupuesto de millones de euros pagados por los españoles en crisis, podrían y deberían confesar.






El Vaticano, el minúsculo Estado enclavado en Italia, regalo de Mussolini al Papa a cambio de los votos de los católicos al fascismo, es la mayor anomalía e irreverencia para aquel Jesús que decía que "no tenía donde reclinar la cabeza", que rechazó ser coronado rey y que murió en la ignominia de la cruz. La prerrogativa de jefe de Estado otorgada al Papa de Roma es un pecado contra los evangelios.






Las oscuras finanzas vaticanas, su Banco del IOR que estuvo tristemente implicado en escándalos de corrupción, su vinculación con mafias y masonerías heterodoxas que dejaron un reguero de cadáveres de por medio y a monseñores huyendo perseguidos por la justicia, son otros pecados todavía sin confesar y sin penitencia,






El ocultamiento de los ya tristemente casos de pedofilia del clero en todo el mundo, porque la Iglesia se avergonzaba de aceptar lo que hicieron los suyos e intentó ocultarlo durante años, es un pecado aún sin arrepentimiento y sin confesión abierta. Es un pecado tan grande que el pacífico profeta de Nazareth llegó a pedir para él la pena de muerte. Pedía que al que abusara de un menor "se le colgase una rueda de molino al cuello y se le arrojase al mar".






La imposibilidad de la mujer de acceder al sacerdocio -la más persistente discriminación femenina en el mundo de las democracias- es un verdadero pecado contra el mismo Cristo, que se rodeó de mujeres durante su vida apostólica, que se le apareció después de muerto a una mujer antes que a Pedro y a los otros apóstoles y que en las primeras comunidades creadas después de su muerte para conti-nuar su mensaje eran, también ellas, sacerdotisas y obispas.






Otro pecado del Vaticano es su terquedad en seguir manteniendo obligatorio el celibato sacerdotal a pesar de todos los escándalos de abusos de menores por parte del clero, y a pesar de que los apóstoles, y seguramente el mismo Jesús, estaban casados, como lo estaban los primeros papas y los obispos de los primeros siglos de la Iglesia, a los que solo se les pedía dar buen ejemplo conformándose con una sola mujer.






Así como también es pecado condenar todo tipo de sexualidad que no esté directamente encaminada a la procreación, cuando Jesús nunca habló de pecados contra el sexo.






Sí, en cambio, habló y gritó contra los que oprimen a los pobres, contra los sacerdotes hipócritas que predican una cosa y la contradicen después con su vida y contra los poderes y tiranías de la tierra. Llamó "zorra" al emperador Herodes. Y fue víctima del poder romano que lo condenó a muerte sin pruebas.






Son pecados todas las exhortaciones del Vaticano contra el derecho de la mujer de decidir en conciencia sobre su maternidad.






Es pecado defender la doctrina del infierno eterno ya que, como dicen los teólogos más iluminados y modernos, o existe Dios o existe el infierno. Juntos no pueden existir, porque ni el padre más brutal y vengativo sería capaz de condenar a un hijo a un castigo eterno sin posibilidad de retorno. El infierno sería la mejor prueba de la no existencia de Dios.






Cada vez que el Vaticano se opone a los avances de la ciencia que liberan al hombre de sus servidumbres, desde el uso de las células madre al derecho a morir con dignidad, peca contra la vida y contra el derecho a la libertad del ser humano.






Y como fueron pecados la Inquisición y las Cruzadas, lo son también hoy la cacería desatada contra teólogos que no razonan como el Vaticano, cacería de la que fue artífice el actual Pontífice desde su puesto de presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, heredera de la antigua Inquisición.






Es pecado condenar a los que se empeñan en resucitar las palabras duras del Evangelio y en apoyar los abusos perpetrados por la Iglesia contra las conciencias.






Una de las frases más misteriosas y oscuras del Evangelio es la pronunciada por Jesús cuando afirma: "Dejad que los muertos entierren a sus muertos". A él le interesaban los vivos más que los muertos. Pero al Vaticano parece dolerle la felicidad de los vivos, prefiere el dolor, el sacrificio, la abnegación, el martirio, la muerte, es decir, la teología de la cruz en vez de la teología de la felicidad que era la que predicó hasta la saciedad el profeta maldito, que no soportaba el dolor y por eso "curaba a todos". Y multiplicaba no solo el pan para saciar el hambre de los pobres sino el vino para no arruinar la fiesta de unas bodas. Jesús no fue ningún asceta, ni predicó nunca el dolor como terapia de la fe.





El gran pecado del Vaticano, de esa Iglesia oficial que no acaba de liberarse del poder temporal que no le corresponde, es su miedo a que los hombres sean felices, porque es la felicidad, y no la angustia ni el sufrimiento, lo que terminará por hacer libres a las mujeres y a los hombres. De ese pecado debería no solo confesarse, sino pedir perdón a toda la humanidad.


















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6 comentarios:

Anónimo dijo...

Como cristiano católico no entiendo esa obsesión casi enfermiza contra la iglesia católica que es mucho más que el papa, son miles de hombres y mujeres que se dejan la salud y la vida por el mundo para ayudar a los demás.
En primer lugar la mayoría de los católicos practicantes y que nos importa nuestra iglesia veríamos con buenos ojos una modernización de la inglesia y una apertura a los nuevos tiempos.
Para la mayoría no sería ningún trauma ver a una mujer de sacerdote u obispo, ni tampoco que se pudieran casar y tener hijos como cualquier otra persona.
La iglesia puede aconsejar pero nunca ordenar ni obligar a nada, somos nosotros lo que tenemos que valoran bajo nuestro punto de vista y de nuestra moral lo que está bien o no, igual que con las leyes del estado, que sea una ley legal no quiere decir que sea correcta.
La iglesia está en contra del uso de condón, pero en África los religiosos/as incentivan el uso del condón para evitar enfermedades y sobre todo el sida ¿están faltando al papa o a la iglesia? pues no, simplemente hacen lo más correcto.

Ysupais dijo...

Creer o no creer, saber o ignorar, o hacerse el ciego ante la realidad... claro que la iglesia obliga a sus feligreses...sencillamente con el miedo, aunque ellos predican y dan solo el 1% del trigo que reciben del mismo pueblo al que engañan.
No hace falta captar a nadie para hacer el bien con el que lo necesita..." Haz el bien y no mires a quien" no le hagas pagar lo que le das al que lo necesita y menos con ideas imaginarias que vienen de antiguo, cuando las gentes nadaban más aún en la ignorancia.
Si esos curas no estan de acuerdo con el papa de roma, que se salgan de su iglesia y se unan a una ONG, si tienen una titulación para hacer lo mas correcto...ya según usted se dejan sus vidas en" hacer el bien", pero con un sueldo que les cubre sus necesidades y objetivos.
Saludos.

Roberto R Bravo dijo...

Magnífico artículo. Muy acertada denuncia de la hipocresía e incorrección de la Iglesia, que les cuesta tanto ver a sus seguidores (pero que está ahí, en la historia y en la realidad presente).
Gracias.

Anónimo dijo...

Quien decide si la visita del papa es “justa y necesaria” ¿tu?, y por qué nos quejareis cuando dictadores y criminales “Gadafi” por ejemplo vienen a España , son asesinos y torturadores pero esto os da igual por que no es el papa.
Los comerciantes están encantados con los 160 millones de euros que han ganado muy diferente a las quejas contra los del 15M.

Ysupais dijo...

No sé porque hablas en plural el blog lo escribo yo sola, el perro me acompaña...(es broma)
Por supuesto que deberiamos decidir el pueblo quien viene con nuestro dinero de viajecito celestial, pero no nos preguntan...por eso protestamos en las calles.
Por otra parte las mezclas sin sentido son eso... sin sentido...quien te ha dicho a ti que no se criticase porque Gadafi, Pinochet y gente dictadora de esa calaña,vinieran de visita, estrechando manitas reales ? pero debes de tener en cuenta que esos vinieron con dinero de su bolsillo,no como el papa.
fin de la historia.

Anónimo dijo...

Ho sea que cuando uno de estos dictadores bananeros viene a España se le pasa factura del sueldo de los policías y de toda la seguridad que nuestro gobierno pone a su disposición, vehículos y los banquetes y fiestas que se pegan etc. ¿no?.
O a la señora Obama, que se cerraron las playas para su uso exclusivo por ejemplo.
Os veo asustados, tenéis miedo al cristianismos y es para por lo menos preocuparse ,unos cientos de laicos a cambio de ceca de 2 millones de peregrinos .
El odio que yo noto de los que se dicen laicos y que sienten hacia la iglesia, no es más que una forma de expresar temor.
Y ahora si que es el fin de esta historia.
Bona nit i que tingues feliços sons