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lunes, 23 de mayo de 2011

RESCATANDO EL ANONIMATO DE LAS MUJERES DE LA REPÚBLICA

Articulos de El Pais y hoy Carmen y Concha han sido entrevistadas en Hora 25 Cadena Ser,acompañadas del fotógrado que las descubrió Javier Larrauri.

Vivas y activas dijeron que ...  sino estuvieran tan "rotas" las hubiese gustado estar en la acampada de Sol.














Retratos de una guerra femenina


Con la exposición itinerante 'Mujeres republicanas' el artista Javi Larrauri quiere "rescatar del anonimato a las protagonistas de la Segunda República" y "feminizar' la memoria histórica"






Nace en Madrid en 1918. Se afilia a la Federación Universitaria Escolar y luego a la Unión de los Estudiantes Antifascistas y a las Juventudes Socialistas. En febrero de 1936 colabora con el Frente Popular haciendo propaganda electoral. Durante la guerra civil hace de todo en defensa de la república: participa en la creación de un comedor social, en la formación de un taller de confección de ropa para milicianos, en la construcción de una residencia para niños que habían perdido a su familia. En noviembre de 1936 marcha con una pistola Walter 635 al frente para colaborar como sanitario. Es elegida secretaria de estudiantes del comité de Madrid de la JSU. En 1939 pasa por dos campos de concentración antes de conseguir la libertad. Trabaja de cocinera, costurera, practicante y maestra por toda España. En 2010 mantiene las mismas ideas que tenía en 1935 y da clases gratuitamente a inmigrantes necesitados. También colabora con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. "Tiene una gran capacidad de discurso. Cuando la vi hablar por primera vez se me removió todo por dentro. También es una gran cocinera", asegura Larrauri.-


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Nunca 50 minutos dieron tanto de sí. En lo que dura una clase de educación secundaria, cuatro mujeres resumieron el siglo de vida que casi han cumplido. Carmen Arrojo, de 92 años, Concha Carretero, de la misma quinta, Vicenta González, de 86, y Felicidad García, de 94, compartieron ayer sus recuerdos con los alumnos del instituto Duque de Rivas, de Rivas-Vaciamadrid. "Soy Felicidad García Bienzobás, tengo 94 años y me han detenido cuatro veces...", arrancaba una de ellas. Fueron mujeres de la República y siguen siendo republicanas. Saben más de la historia de España que los libros de texto y ayer trataron de enseñar a chavales de 15 años cómo vivían ellas cuando tenían su edad. Los alumnos, la mayoría de 3º de la ESO, escuchaban y se distraían a ratos.


El himno republicano nació en el Ateneo


Las nonagenarias suman más de 360 años y protagonizan una exposición



Debe de ser que el arte de la oratoria no se olvida. En 1936 las palabras de Carmen Arrojo, pronunciadas a través de un megáfono en la línea del frente, animaban a los soldados del bando republicano a resistir. 75 años después, una tarde de otoño de 2009, un discurso de Arrojo en la Filmoteca de Madrid no solo hizo mella en el artista madrileño Javi Larrauri, sino que le "removió algo por dentro". Tanto que superó el miedo que tenía a acercarse a una anciana protagonista de la historia de España y quedó con ella para que le contara su vida. Fue "el flechazo" que dio vida al proyecto Mujeres republicanas, una exposición itinerante de retratos, biografías y vídeos de 18 protagonistas femeninas de la Segunda República y de la Guerra Civil.



Se suele decir que la historia la escriben los vencedores. Y esos, a menudo, han sido hombres. Así que las mujeres republicanas perdieron dos veces y de su papel en esa época apenas quedaron huellas. "Quiero rescatarlas del anonimato, feminizar una memoria histórica que a causa del machismo de la sociedad parece exclusivamente masculina", asegura Larrauri en un bar del centro de Madrid. Al principio el artista solo pensaba pintar una serie de retratos pero sobre la marcha se dio cuenta de que tenía que llevar su proyecto un paso más allá: "Estudié, vi más de 50 documentales, leí libros. Y, aun así, a duras penas encontraba historias de mujeres. Entendí que tenía que contar también sus vidas y hacer que la gente las viera".




Cual detective, Larrauri empezó una suerte de "busca y captura" que le llevó a viajar por España para encontrar a los nonagenarios personajes de su proyecto. En un caso movilizó a un pueblo entero para hacerse con el contacto que quería: "Para localizar a Ana Zamudio empecé a llamar a todos los vecinos, hasta que por fin di con uno que la conocía". Luego quedaba con ellas, las entrevistaba durante días y las grababa (lo que acabó convirtiéndose en un documental de una hora y media que acompaña la exposición). La reacción con la que se encontraba no deja de sorprenderle más de un año después: "Eran generosísimas, me invitaban a comer a sus casas, querían regalarme fotos". La distancia de 50 años que separa el pintor de sus entrevistadas se convirtió muy pronto en un lazo que les ató y les ata de forma indisoluble: "Personalmente, al final de todo me quedo con un puñado de amigas a las que adoro". Es esta última la palabra que más pronuncia el artista a lo largo de la charla. Repite una y mil veces, con entusiasmo, cuánto quiere a sus amigas y cuánto las admira.






Socialistas, anarquistas, comunistas... Mujeres que pasaron por la cárcel y todo tipo de tortura (o hasta se llevaron una bala en un pulmón, como Aurora Galé) "por ser de izquierdas o simplemente porque algún miembro de su familia era militante", explica Larrauri. Se trata de un legado enorme de experiencias y testimonios que según el pintor ha pasado desapercibido durante demasiado tiempo y que hay que salvar, más todavía ahora que roza el precipicio del olvido (es la última generación de testigos directas todavía con vida): "La mayoría de ellas casi 70 años después sigue creyendo en los mismos ideales que las guiaban entonces. Creo que simbolizan el triunfo del género humano, las ganas de luchar, incluso a costa de su vida, para un mundo mejor".






Es ese el mensaje que Larrauri espera transmitir con su exposición, que del 1 al 9 de junio estará en Benmahoma y del 10 al 30 del mismo mes en Grazalema (Cádiz), antes de irse a México en julio. "Rescatar su memoria es una obligación moral. 40 años de una dictadura atroz han provocado una lacra difícil de superar. Durante mucho tiempo ha habido miedo a recordar, a contar lo que había pasado", sostiene el pintor, que relata cómo otras mujeres, tras ver la exposición, se le acercaron para narrarle su historia o la de sus familiares. Por esto, en cada acto de inauguración, Larrauri llevaba a sus amigas nonagenarias, para que contaran su vida y también para que "recibieran el homenaje y la satisfacción que se merecen".






Mensaje de esperanza






Pese a la tragedia de la Guerra Civil, los colores brillantes de los fondos y cierto parecido con el cómic en el estilo de los retratos en blanco y negro intentan relatar una historia de optimismo y esperanza. "No es un proyecto sobre el victimismo y el sufrimiento, sino sobre la fuerza y el orgullo", afirma el pintor. Todos los cuadros retratan a sus protagonistas tal y como son ahora (o como eran, ya que algunas fallecieron durante la realización del proyecto), lo que constituía otra de las reivindicaciones de Larrauri: "Es como si a partir de cierta edad dejáramos de existir. Nuestra sociedad sobrevalora la juventud, por eso tenía muy claro que quería pintar retratos de unas señoras ancianas".






Pero, tras tantos años de lucha (muchas siguen participando en actos públicos y manifestaciones para rescatar la memoria histórica), ¿qué opinan estas mujeres del mundo actual? "Hablando con ellas he notado mucho desencanto", cuenta Larrauri. Como para el francés Stephan Hessel y su Indignaos, parece que el empujón a los jóvenes tenga que llegar de los ancianos. "Ellas luchaban contra un enemigo más claro, mientras que hoy tiene piel de cordero, está enmascarado", afirma Larrauri. Aún así, en los últimos días España vive un despertar de movimientos y protestas juveniles. El mismo pintor, al terminar la entrevista, se fue a la puerta del Sol, para participar en la concentración madrileña de la organización Democracia Real Ya. Iba solo, aunque se debía más bien a un imprevisto: "Si no hubiese tenido recientemente algunos problemas físicos, a Carmen [Arrojo] me la llevaba". Y quizás, una vez más, incluso hubiese cogido el megáfono.






La exposición 'Mujeres repúblicanas' ha pasado por el Círculo de Bellas Artes de Madrid y en junio llegará Benamahoma, Cádiz






http://www.elpais.com/articulo/cultura/Retratos/guerra/femenina/elpepucul/20110518elpepucul_5/Tes


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http://www.elpais.com/articulo/madrid/leccion/historia/cobra/vida/elpepuespmad/20110413elpmad_14/Tes






"Hay que luchar" por los derechos de las mujeres, dice una alumna


Vicenta González cuenta que le raparon el pelo, Felicidad García, que a ella y a sus hermanos les obligaron a beber aceite de ricino y Concha Carretero, que la llevaron desnuda ante la tapia del cementerio para simular su fusilamiento. Todas recuerdan ante los alumnos las penurias que pasaron en los años treinta por haberse vinculado de una manera u otra al bando republicano. Pero su discurso es optimista. "Estamos aquí para deciros que los beneficios de hoy no han caído del maná. Es lo que nos ha dejado la gente que ahora está bajo tierra", concluye Carretero su turno.






Carmen Arrojo comienza a hablar con un hilo de voz que toma cuerpo cuando habla del papel de las mujeres en la vida. "Yo quería estudiar medicina y lo hice. Tenéis que prepararos para luchar junto a los hombres, no contra ellos", les decía a las adolescentes. "Las mujeres no solo valen en la cama", terminó la mujer, que nació en 1918.






Todas las alusiones al sexo arrancaban la risa tonta del público adolescente. "Cuando tuve 15 días de permiso fui a buscar a mi novio. Sabíamos que la situación iba a ser cada vez más difícil y teníamos que aprovechar... Nació mi hija", contaba Carretero mientras las hormonas descontroladas de los chavales hacían brotar sus carcajadas.






Con la edad del pavo casi superada, unos 15 alumnos escuchaban en primera fila con más atención los 360 años de historia que las nonagenarias acumulaban entre las cuatro. Casi un siglo más de lo que suman los 15 chavales de menos de 20 que se habían hecho la foto con ellas antes de la charla. Las jóvenes reconocían que la lucha feminista no había terminado aún, casi 80 años después de los primeros avances. "En esa época se sentaron las bases, pero hay que seguir limando", aseguraba Vanessa Carracedo, de 20 años. ¿En qué? "En temas de violencia machista, en el trabajo, cuando las chicas sufren violaciones y dicen que ellas provocan...", enumeraba la estudiante de Bachillerato. "No estamos tan mal como ellas, pero hay que luchar. Se sigue prefiriendo a los hombres en los deportes, y en el trabajo, porque ellas quedan embarazadas", resumía Tamara Yuste, de 19.






La lección de historia se completó con un recorrido en diapositivas por el vaivén de derechos civiles de las mujeres antes y después de la Guerra Civil. Carmen Arrojo asentía, detrás de unas prominentes gafas, con el repaso a los méritos de Clara Campoamor, que consiguió el derecho a voto para las mujeres. Ninguna de estas cuatro mujeres pasaron a los libros de historia, pero ahora protagonizan una exposición. "Todos los referentes que encontré mientras me documentaba eran masculinos y quise centrarme en las pocas mujeres que encontré", explicó el autor de la muestra, Javier Larrauri




1 comentario:

Carmela dijo...

Me sumo a la gratitud y al homenaje.
Las luchadoras anónimas también escriben la historia.
Y la escriben bien.
Tal vez ... más grandes , cuanto más anónimas.
Valioso artículo.
Un abrazo.