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jueves, 17 de febrero de 2011

EL JARDIN DE LAS DELICIAS.

Lo custodié mucho tiempo allá en el Museo del Prado... y recorria palmo a palmo todas las maravillas alli plasmadas por
El Bosco...que pena que no pudiera continuar con aquel trabajo tan sumamente para mi agradable y reconfortante.

Buenas noches.




Representa el dominio de la lujuria en el mundo, descrita a través de todo tipo de relaciones sexuales, manifiestas de una forma rotunda: cuerpos desnudos de hombres y mujeres, blancos y negros, se mezclan, se tocan, bailan..., en parejas, en grupos, heterosexuales, homosexuales, onanistas...
Pese a una primera impresión de desorden, la escena se ordena en tres niveles en altura:
La parte superior, con detalles que se perciben difícilmente por su pequeñez y rareza (humanos alados, grifos...) aparece dominada por construcciones fantásticas, entre las que destaca la
Fuente de los Cuatro Ríos del Paraíso Terrenal, falsa fuente del paraíso, inestable, amenazando ruina con sus paredes cuarteadas.
En el centro de la composición, la gran
cabalgata del deseo, girando en círculo en torno a un estanque, donde se bañan varios grupos de mujeres.
En el plano inferior la sexualidad se manifiesta de mil maneras, tanto en las acciones de la masa de hombres y mujeres, todas ellas de inequívoco signo erótico, como en las connotaciones sexuales de
plantas, frutas y animales.
En las esquinas inferiores aparecen dos focos de atención peculiares. A la izquierda, un grupo que señala la tabla de la izquierda (el Paraíso), hacia la Eva de la Creación, poniendo el acento en el papel que desempeña en el engaño de la tentación. A la derecha: en la cueva se encuentran Adán y Eva, testigos de lo que ha acaecido al mundo por su causa. El dedo acusador de Adán
responsabiliza a la mujer.
Aquellos que has visto danzando y jugando en las praderas verdes salpicadas de flores y árboles, son los que aspiran a los placeres de este mundo. Buscan la saciedad de los placeres de la carne y de los sentidos, y se aplican a seguir sus inclinaciones sensuales, Absortos en su frenesí, no saben que Dios existe; no creen más en Dios, ni en el cielo, ni en el infierno: Está escrito: el tonto dice que Dios no existe.” (Hendrick Mande, siglo XVI).
El Jardín de las Delicias es un engañoso jardín de los falsos placeres terrenales, una consecuencia del pecado original. Cada detalle de este “mundo al revés” nos lo advierte en el panel central: es el paradisíaco ensueño es el reino de lo no durable.

2 comentarios:

Roberto R Bravo dijo...

"El tonto dice que Dios no existe"... y también que Dios existe, porque el tonto dice cualquier cosa. Lo que importa es qué dice quien no es tonto.

Ysupais dijo...

Buenisima deducción Roberto ¡¡ jajaja Gracias por contestar.
Un abrazo.